Tuesday, March 23, 2004

CAPITULO 8. Regreso a la Condechi

Una calle de la condesa...
Un nuevo local de Astral Freaks, un Starbucks y un Itto.. todos nuevos... todos en fila...
Una pareja sale de un nuevo café llamado "Cafeína"... muy minimalista.. muy industrial-chic...
a mi espalda suena "Gia" de Despina Vandi que brota del local...
Delante del Astral hay una bola de preparatorianos de cuerpoides perfectos, cincelados a punta de
gimnasio y esteroides, con los pelos parados con gel como spikes o definitivamente a rapa, luciéndo T-shirts
con sloganes sarcásticos o logos comerciales alterados, provocando sarcasmo...
Uno de ellos carga un compacto, creo que de "the strokes".. un libro de JK Rowling, "La Orden del Fénix"
edición de pasta dura.
Se rolan un cigarro, y en medio de la vacuidad general hacen un comentario desfavorable sobre un
imbécil en una moto, que pasa rugiendo por la avenida, que reduce la marcha al llegar a un semáforo
y al final se para.
Un tipo igualito (y que se cree) a Bono pasea un labrador dorado y jala de una correa cuando el perro se abalanza
sobre unos restos de basura, dentro de un envoltorio de burguer king.
Un hombre, con pinta de ejecutivo pasa junto al doble de Bono frunciendo el seño mientra observa
la portada del time en español sin soltar el cigarro que lleva en la boca, el tipo que se cree
Bono pasa junto a una niñera que se siente moderna... que se siente Fran Finne, empujando un
carrito para bebé, la cual pasa junto a dos estudiantes de diseño de modas o diseño textil...
o algo de diseño.... que comparten una bolsa de dulces envueltos en papeles de colores
mientras observan las prendas y los maniquíes del escaparate.
Un turista o lo que parece ser un turista graba con una handycam a unas niñas que salen del
starbucks, al pseudoBono con su labrador, a la niñera chic, a todo el mundo...
El pendejo de la moto sigue esperando en el semáforo que cambie la luz...
El beat griego de Despina Vandi dá paso a algo más clásico.. un acid jazz de org.lounge.
Toda la gente posa, como si modelaran ropa de diseñador, se mueven de un modo forzado, poco natural,
todo es tan programado, la gente abre sus paraguas... empieza a llover sobre el cielo gris oxford
un chubasco que hace que haya un poco más de movimiento en la calle...
Franka Polari aparece corriendo en la calle de la condechi, agitando con frenesí lo brazos y
lanzando en un grito una serie de confusas advertencias, una expresión de angustia intensifica la
belleza de su rostro sucio con unas manchas parduzcas.
Un taxi circula lentamente por el pavimento mojado y está a punto de atropellar a Franka que se
arroja chillando sobre el vehículo y sus senos quedan estampados frente al parabrisas, desde el que
el conductor queda horrorizado...
Franka se desliza, el conductor lógicamente horrorizado, se larga zumbando, sorteando de milagro
al tipo de la moto, mientras el labrador se pone a ladrar furiosamente, los dos estudiantes de
diseño voltean hacia la calle, la niñera empuja el cochecito en sentido contrario y tropieza con
el ejecutivo tan bruscamente que el time sale volando de sus manos... Ha llegado el momento,
las construcciones empiezan a saltar por los aires...
Primero el Cafeína, después el Astral, de inmediato el Starbucks y por ultimo el Itto se volatilizan
Cada una de las cuatro explosiones genera un gigantesco cúmulo de llamas y humo que se alza hacia
el cielo gris, debido a que colocaron las bombas de forma que los edificios estallaran hacia afuera,
sobre las banquetas, los cuerpos desaparecen engullidos por las llamas o vuelan a través de la calle
como suspendidos de unos cables hasta empotrarse sobre los autos de la avenida.
La detonación succiona los paraguas que sostenían en la mano y se deslizan sobre el cielo grisáceo
algunos envueltos en llamas, antes de aterrorizar suavemente sobre las pilas de escombros
Se disparan los sistemas de alarma y el firmamento queda iluminado por un resplandor naranja,
coloreado por dos pequeñas explosiones sucesivas; el suelo no cesa de vibrar; unas personas ocultas
gritan órdenes aquí y allá. Por fin se hace el silencio, pero sólo durante unos segundos antes de
que la gente comience a llorar.
La bola de adolescentes: incinerada. El ejecutivo: reventado por la explosión del Starbucks.
Ni rastro del turista, a excepción de su handycam que yace en el suelo.
El tipo de la motocicleta parado en el semáforo: un esqueleto calcinado atrapado entre los fierros
retorcidos de la moto, con la que forma una especie de amalgama mal colocada.
La niñera está muerta y el carrito que empujaba parece haber sido aplastado por una descomunal mano.
El labrador ha sobrevivido, pero el pseudobono ha desaparecido, su mano - arrancada a la altura de
la muñeca- todavía sujeta la correa que el perro arrastra cubierto de cenizas y sangre, asustado
sale corriendo hacia una cámara de la que detrás se encuentra su entrenador...
.. En la calle de la condechi Franka Polari, aturdida, cae lentamente de rodillas, alza la vista
hacia el firmamento gris e inclina la cabeza con expresión de culpabilidad, sacudida por el horror
y el dolor, mientras un extraño viento comienza a soplar y arrastra el humo, que tras disiparse
revela montones de escombros, restos humanos, prendas de Astral, centenares de vasos de plástico
del Starbucks ennegracidos, cortesías e invitaciones del Cafeína, incluso sofás, un trozo que parece
de una barra... y trozos de litografias de los cuadros.. todo carbonizado.
Al principio la escena parece todo un desastre, pero al cabo de un rato, la calle no resulta tan
destruida, sólo un poco deteriorada. Solo dos autos están destrozados, de sus parabrisas
cuelgan unos cadáveres, y en los lugares donde yacen unos cuerpos desmembrados, la sangre que los
rodea, parece artificial, como si alguien hubiese dejado caer un barril lleno de tomates
aplastados y hubiese untado con esto los fragmentos humanos y los maniquíes que aún se sostienen
en pie en los escaparates destrozados: la carne y la sangre de los estudiantes de diseño es de un
rojo demasiado intenso... lo cual comprobaré en el futuro que ese color resulta más real de lo
que puedo imaginar mientras contemplo la escena de la condesa...
En estos momentos busco a Franka y compruebo que está riéndose a mandíbula caída como si se
hubiese quitado un peso de encima, aunque se halla rodeada de cabezas y piernas y brazos
separados de sus respectivos troncos, claro que estas partes son de goma y silicona y el
equipo de rodaje la fotografía y filma en distintas actitudes y las recojen tan campantes...
El director grita -Corte!- y alguien cubre a Franka con una manta y le dice unas palabras al
oido para tranquilizarla, aunque ella por lo visto, se encuentra super tranquila y cuando
inclina la cabeza estallan los aplausos, dominando la escena y el acto performático
que acaba de desarrollarse la tarde de este miércoles en la condesa...

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